Ejercicio lúdico, ejercicio
funcional.
Escribo estas líneas a raíz de una
experiencia personal.
Hace unos llevé a mi hija a un
polideportivo en su primer día de escalada en rocódromo. Como la actividad
duraba dos horas y no vivo en Zaragoza, quise aprovechar el tiempo sacándome un
bono de día para acceder a la sala de fitnes.
Dudaba entre hacer un poco de
musculación o nadar, pero como me gustan los deportes de fuerza, decidí
probar lo primero. Cual fue mi decepción al entrar en la sala: Un
espacio bastante amplio dedicado a máquinas para el trabajo segmentario de los
grupos musculares (el próximo día nadaré).
Cada aparato, promete hacer un
trabajo de cada grupo muscular para conseguir nuestro “cuerpo deseado”.
Es una forma fácil de hacer
gimnasios (los aparatos, por caros que sean cuestan menos que el personal
cualificado), pero se está ofreciendo una forma de ejercicio errónea en muchos
aspectos:
- En
primer lugar, el trabajo aislado en máquinas por grupos musculares ¡no sirve
prácticamente para nada!. Se gana poca fuerza, pues la posición de sentados no
nos posibilita el manejar pesos de forma segura y el estímulo metabólico es muy pequeño, la
trasferencia a otros deportes o la vida cotidiana es escasa pues no se estimula el sistema nervioso…. Si insistimos, lo único que lograremos es una
tendinitis. Sólo sería útil en la
rehabilitación de lesiones (aunque no estoy seguro, pues ese no es mi campo) y,
como mucho, en atletas especializados en fuerza que después
de un entrenamiento de verdad deseen hacer algo de aislamiento.
- No
sirve para “quemar grasas”: En primer lugar porque la grasa no se pierde de
forma localizada. En segundo lugar, porque al estar sentados, el esfuerzo aeróbico
es mucho menor.
- No compensa a nuestras actividades cotidianas: ¡Todo el día sentados
y cuando entrenamos, también sentados!.
- Lo
más importante: No nos divertimos.
El enfoque
funcional del ejercicio (por adelgazar, ganar músculo…), hace del entrenamiento
una condena y no nos deja disfrutar de
uno de los placeres que nos da la vida: El movimiento.
Ya vale de tantos
gimnasios que nos sacan el dinero a costa de promesas que saben que no son
ciertas.
Vale de
modas y de ejercicio al servicio de la
imagen.
Quiero reivindicar
un ejercicio físico lúdico, de aprendizaje de valores y de emociones. Algo que
nos permita hacer un paréntesis en nuestra jornada y nos haga mejores personas. Si además
estamos más fuertes y sanos, pues mejor.
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